Me preguntaron por mí y terminé hablando de ti.
" Me enamoré de una chica, de esas que son diferentes a todas, que solo se consigue una ni en un millón. Es de las que basta sólo mirarla a los ojos para notar lo mucho que vale. Jamás me creí digno de merecerla y mucho menos aún de cuidarla, pero el simple hecho de juntar nuestras manos lo borra todo. Ella es todo lo que esperaba de una mujer, nostálgica, celosa y enojona, y aún así no sabe que cumple sueños al pasar. Tiene una firme amistad con la simpatía y una gustosa adicción a hacerme bien. Odia el café, los lunes por las mañanas, las noches sin diversión y las mentiras.Tiene un grato nivel de sinceridad, que hasta se puede decir, que da placer escuchar la verdad saliendo de sus labios. Tiene una atípica pasión hacia la locura y una rara obsesión a amarme, ella ama de otra manera, de la forma correcta del amor. Sólo le basta la compañía o el por qué del encuentro, a ella no le interesa estar en el desierto o en la cima de la Torre Eiffel.
Basta con escucharla
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Entonces él comprendió que en sus ojos se encontraba la repuesta a todas las preguntas incompletas o inexplicables del amor. En ellos se encontraba la clave del amar y del ser amado, el amar sin esperar de más, el amar con locura. Reflejaban todo lo que uno esperaba encontrar en el otro, la ternura y la seguridad de que jamás iba a marcharse, la perfección de la fidelidad. Ella lo era todo, era luz, vida, alegría, emoción, lo era y lo transmitía. Era de aquellas personas con la que bastaba hablar un segundo para notar lo maravillosas que son. Con sólo quedar detenido en su mirada, sobraba... para querar enamorado de por vida.
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