Aprender a decir adiós es crecer.
Qué hubiese pasado si yo no hubiera elegido lo mismo. Si yo hubiera cambiado lo suficiente aquel verano como para ya no elegirte. Si hubiera tomado la decisión de jugar distinto. Nada de lo que hoy vivimos, hubiese ocurrido... si solo tal vez yo hubiera cambiado mi manera de verte, no estaríamos aquí, ni tu ni yo. Nada nos hubiese podido volver a unir y mucho menos enamorarnos, ya sería tarde para retroceder el tiempo. Si sólo hubiera sido lo suficientemente valiente para cambiar mi camino, tal vez hoy no estaría pensado en esto. Y así aunque los momentos contigo se acumulen y los días que pasan estamos cada vez más juntos, siempre queda la duda de que habría pasado si yo...
Y debo confesar que la vida es una absoluta porquería vista desde mi rincón de soledad y tristeza. Debo admitir que no vale perder el tiempo estando ahí. Pero todo eso lo aprendí cuando encontré otra manera de mirar, la más dulce y encantadora de todas. Me dí cuenta que tomada por tus manos y aferrada a tu espalda, hasta las cosas más simples se vuelven bellas, los pequeños detalles se multiplican y existen más razones por las cual sonreír. Porque aunque me niegue a admitirlo, con vos todo se transforma. Intente poder quitar esa idea absurda de que una persona puede hacerte feliz, pero se me hace imposible soltarla. Aprendí que abrazada a tu cintura, es más fácil
respirar y cerrar los ojos sin miedo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario