lunes, 30 de diciembre de 2013

Nada que un par de besos no pudieran remendar.

Aprender a decir adiós es crecer.


Qué hubiese pasado si yo no hubiera elegido lo mismo. Si yo hubiera cambiado lo suficiente aquel verano como para ya no elegirte. Si hubiera tomado la decisión de jugar distinto. Nada de lo que hoy vivimos, hubiese ocurrido... si solo tal vez yo hubiera cambiado mi manera de verte, no estaríamos aquí, ni tu ni yo. Nada nos hubiese podido volver a unir y mucho menos enamorarnos, ya sería tarde para retroceder el tiempo. Si sólo hubiera sido lo suficientemente valiente para cambiar mi camino, tal vez hoy no estaría pensado en esto. Y así aunque los momentos contigo se acumulen y los días que pasan estamos cada vez más juntos, siempre queda la duda de que habría pasado si yo...   




Y debo confesar que la vida es una absoluta porquería vista desde mi rincón de soledad y tristeza. Debo admitir que no vale perder el tiempo estando ahí. Pero todo eso lo aprendí cuando encontré otra manera de mirar, la más dulce y encantadora de todas. Me dí cuenta que tomada por tus manos y aferrada a tu espalda, hasta las cosas más simples se vuelven bellas, los pequeños detalles se multiplican y existen más razones por las cual sonreír. Porque aunque me niegue a admitirlo, con vos todo se transforma. Intente poder quitar esa idea absurda de que una persona puede hacerte feliz, pero se me hace imposible soltarla. Aprendí que abrazada a tu cintura, es más fácil
respirar y cerrar los ojos sin miedo.

viernes, 20 de diciembre de 2013

Me falle mil veces a mí, por no fallarte a ti.

Cuanto más profunda es la herida, más privado es el dolor.


 Tantas cosas que revuelven el pasado y tantos momentos que regresan sin ser buscados... La mayoría de las veces las personas más sinceras somos lastimadas, porque siempre estamos ahí dejándolo todo y somos adictos a confiar con los ojos vendados. Brindamos una segunda oportunidad en muestra de nobleza... como si el dolor que sentimos no fue suficiente para destruirnos o como si fue fácil volver a unir las piezas. Callamos, vivimos silenciando nuestras penas, sintiendo que somos menos a comparación de los demás o simplemente, que no valemos nada. Y es tan frustrante ver como esa persona que una vez te desciluciono, hoy vuelve a decepcionarte. Nos arrepentimos, pero ya no encontramos la forma de retroceder el tiempo, de borrar las decisiones y con ellas los pasos dados. Nos encontramos quebrados nuevamente, buscando la calma y la salida al llanto. 
Me enseñaron de todo en la vida, excepto a ser fuerte, tal vez eso era cuestión de aprenderlo contigo.




Mostrándonos fuertes ante los demás, invencibles e indestructibles, de esa manera pretendemos no ser dañados. Toda una vida fingiendo un papel del cual somos aprendices, imitando y actuando ser personas de acero. Tratamos de tragarnos nuestras propias mentiras, creernos que así somos felices y que el débil no lo es. No nos permitimos mostrarnos vulnerables ante nadie, tememos al que dirán y los tontos prejuicios de la gente de hoy. Pero por más que tanto lo intentemos, siempre encontramos el preciso momento en el cual explotar. Ese instante en el que no nos importa quién se encuentre a nuestro lado, sólo queremos quitarnos el dolor que nos trae esta mochila en la espalda. Ese peso que no nos deja ser y no nos deja sentir. Y como siempre, recurrimos al llanto, ese llanto que nos libera y que se lleva todo el mal. Ese llanto que es el consuelo que nadie puede darnos y limpia nuestra alma. Después de eso volvemos, a ser como siempre, "personas felices y sin problemas que afrontar."



A veces lo que la gente necesita no es una mente brillante que hable, sino un corazón especial que escuche. 

miércoles, 18 de diciembre de 2013

Y sin embargo, fueron tuyos mis primeros latidos.

Me gustas tal y como hieres.


No esperaba tu llegada y mucho menos tu larga estadía, no esperaba que aparezcas para quedarte y no marcharte más de aquí. No imaginaba que pudieras hacer tantos lujos en mi corazón y hacer tan bella obra de mi sonrisa. No tenía intención de que formarás parte de mí y mucho menos de mis pensamientos. 
Debo aceptar que te esperaba como algo pasajero o como un simple capricho al cual debía olvidar. Pero como en todas las historias, nada sale como lo esperamos. Siempre está viva la magia del cambiarlo todo. Y así sucedió, yo no me canse de ti y ni tú te alejaste de mí. 
Jamás supe cuando fue el momento exacto en el que nuestras vidas se juntaron, pero que simple y grandiosa casualidad la de haberte cruzado en mi camino. 



Procura regresar a mi lado después de cada nueva despedida, procura no alejarte demasiado y regresar siempre que no encuentres la salida. Prométe que no me mentirás, no engañarás mi inocencia y no lastimarás a mi amor. Juráme que por lo menos esta vez no seré yo quién termine lastimada y no tendré que volver a curar mi corazón. Quédate aquí por ahora y para siempre. Elígeme como primera opción, aunque no lo valga, y hazme sentir que te soy indispensable en esta vida. No permitas que me pierda y no me dejes caer. Enséñame a quererte y cada uno de tus detalles. Cuéntame acerca de tus miedos, que yo estoy para cuidarte. Ámame aunque mis errores sean muchos, que todo lo que intento, lo intento por ti.


♥