Si no era Amor, era vicio.

Porque jamás una boca me hizo regresar tantas veces por un beso.

Parecíamos dos ciegos ignorando todas nuestras diferencias. No queríamos ver más allá del amor, temíamos al fracaso. Cada error nos debilitaba pero no nos quitaba la ilusión de una vida juntos ¿Por qué nos cuesta tanto despegarnos del primer amor? Nos creíamos perfectos, el uno para el otro, pero nunca lo fuimos.

Y a pesar de las tristezas que pasamos, intentamos mantener en marcha este motor. Como si el querer fuera suficiente para curar las heridas... El amor puede ser eterno y el dolor también. 
Eramos fuertes juntos, pero no lo suficientemente valientes como para decirnos adiós. Dar el paso es crecer. Alejarnos era un bien. Era recuperar la calma después del huracán. Pero como ya lo dije, los dos estábamos ciegos. 
Ciegos de perdernos y no volvernos a encontrar.

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No es que tenga temor a ser sólo tuya, pero si te niegas a ser mio, no puedo concederte ese placer. La vida tiene sus reglas y cada uno tiene sus alas. Nacimos libres y somos libres, pero nos entusiasma el hecho de tenernos, de que sea nuestro aquello llamado amor.
 Tal vez si me pedías alejarme hace un año atrás, rompería en llanto. Porque vos eras lo único que conocía. Me acostumbre tanto a tu olor, a la calidez de tu mirada, a tu humor a medias por las mañanas y a tu poca sutil manera de escucharme. Me acostumbre tanto que aunque había cosas que me dolian, fingía no verlas. No soy para vos y vos no sos para mí. Los dos somos muy conscientes de eso, pero nos engañamos con decir, un "por siempre juntos amor".

Cada vez iré sintiendo menos y recordando más.